Monday, December 29, 2014

ALONSO III, 912

Alonso III

Hijo de Ordoño y Nuña,
fuísteis, cuentan,
el último rey asturiano,
y primero de León.

Al igual que tus antecesores,
vuestro reino sufrió,
costumbre en aquellas épocas,
revueltas nobiliarias,
rebeliones en la propia dinastía.
 
Aún así, conseguísteis repoblar,
acoger a la imigración árabe,
consolidar el Duero como frontera
alrededor de Toro y Zamora,
rechazar la yihad
del rebelde omeya Ibnal-Qitt,
pactar don el valí de Mérida.
 
Casásteis con Jimena Garcés,
ocho hijos tuvísteis,
entre ellos García, Ordoño, Fruela,
tres primeros reyes leoneses.
 
Sucediéron después luchas constantes
contra musulmanes, victorias,
derrotas, pactos, treguas, peticiones de paz,
asaltos, batallas en el mar, tormentas,
en confluencias de ríos retiradas,
avances por vías romanas,
intercambio de prisioneros,
hasta que finalmente,
debido a respectivos problemas internos,
firmásteis la paz con Mohamed I.
 
Más adelante, otro rebelde omeya
predicó la guerra santa y atacó Zamora;
por gracia no se consiguió nada.
 
Al final de vuestros días
vuestro hijo García se sublevó contra vos,
fuísteis relegado pues a Boides,
aldea cercana a Valdediós,
peregrinásteis a Santiago,
una última expedición,
y fallecísteis una medianoche de 910,
en Zamora, de regreso de la aceifa,
según las crónicas de Ibn Hayyan.
 
 
Una vida mas de un rey batallador,
de una época beligerante;
a pesar de todo, tu figura y rostro
de esto no dice nada,
he aquí un hermoso jóven,
cabello largo, tirabuzones,
rizo en lo alto de la frente,
a modo de piedra estrella,
barba en bucles,
mano plácidamente
descansa sobre el trono.
 
Una vez más la Historia,
los cronistas,
repiten las batallas,
las conquistas de tierras, reinos,
sin tener en cuenta, quizá,
la crónica del corazón,
del silencio de un alma
coronada por el mundo,
que sin embargo habla aqui,
 sin pudor, sin reserva,
en esta tu figura, tu mirada,
de la otra cara profunda,
sensata, eterna,
de espaldas a la historia.

Thursday, December 4, 2014

WIFREDO EL VELLOSO, 898

Wifredo Velloso de Ría,
vengador del asesino de un padre,
aunque algunos declaran érais hijo de otro;
tras complejas luchas dinásticas,
vuestra investidura, Wifredo,
conde de Urgel y Cerdaña.
De jóven recibísteis honores
del rey Carlos el Calvo,
mas adelante os proclamaron,
tras concilios y desposesiones,
conde de Barcelona;
es mas, cuentan que vuestros dominios
llegaron a abarcar
de zonas montañosas a marítimas
durante el siglo nueve.
Fundásteis monasterios,
con tierras y derechos,
os mantuvísteis fiel a reyes carolingios,
Carlos el Gordo, Carlomán;
vuestro reinado años de aprobaciones,
sucesión de instigaciones,
tolerancias, destronamientos,
pretensiones, contrapartidas,
intereses, destituciones.
Hasta que finalmente los Banu Qasi,
sintiéndose amenazados
por vuestra expansión,
fortificaron Lérida;
vos vísteis su provocación,
atacásteis la ciudad gobernada
por el valí, y fracasásteis,
perdísteis muchos hombres, Wifredo,
vos mismo caísteis años después,
luchando contra el ataque del Lobo.
Vuestros restos, reposan,
Wifredo Velloso,
en el monasterio de Ripoll.
Siglos después,
niños que juegan bajo tu estatua
en esta plaza hacia oriente,
a veces miran, distraídos,
vuestra barba florida,
ojos perdidos en la lejanía
de una historia que aun llevan escrita
en su sangre los hijos de hijos de hijos
de hijos de vuestra vellosa merced.