Wednesday, July 16, 2014

SUINTILA Y CHINTILA

Suintila 633
 
Chintila 636
 

Parecidos sois,
reyes casi al mismo tiempo,
hermanos pareceis;
vuestras miradas silenciosas
perdidas en horizontes lejanos,
reflejan el silencioso peso
de vuestros reinos
sobre vuestras espaldas.
 
 
 
 
 
Suintila

 
Conseguiste lo que ninguno 
había conseguido hasta entonces,
culminar la unificación de Iberia.
 
621 fue un año ocupado,
murió Sisebuto, reinó y murió Recaredo II,
y empezaste tú a reinar, Suintila.
 
Derrotaste a vascones,
quienes continuaban saqueando,
conseguiste una rendición incondicional
nunca antes lograda.
 
Seguiste luchando contra bizantinos,
quienes ocupaban desde hacía tiempo
zonas mediterráneas.

Los expulsaste,
completando así la unificación
territorial de la península,
sueño de anteriores monarcas.
 
Mas de todo sueño
hay que despertar, Suintila,
quisiste hacer hereditaria la monarquía,
asociaste a tu hijo a la corona,
provocando el principio de tu fin.
 
Llegaste a ser excomulgado,
recibiste el anuncio
de la confiscación de tus bienes,
Isidoro de Sevilla,
en su primera versión
de la historia de los godos,
dice fuiste no sólo príncipe de tu pueblo,
sino padre de los pobres,
otros sin embargo cuentan
que eras excesivamente duro.
 
¿Qué pensar de tí, Suintila?
Tu mirada distante,
blanca, aquí perdura
en los mármoles
del ensueño de los sueños,
del pasado, y del vivir.
 
 
Chintila 
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Fuiste rey por pocos años,
no se sabe mucho de tu reino,
se dice que el rey anterior
murió dejando una monarquía
debilitada, inestable,
por lo que nobleza
y obispos te nombraron rey.
 
Convocaste el V Concilio de Toledo,
por el cual se amenazó
con penas duras a usurpadores,
a aquellos que atentasen contra reyes.

Ésto quizá nos dice, Chintila,
rey tan poco rey de tu reinado,
que ya desde el comienzo,
te sentiste amenazado.
 
Convocaste otro Concilio de Toledo,
el VI, por el que se determinó
que los reyes debían de proceder
ni de siervos ni de entre extranjeros,
sino de nobleza.

¿Corría sangre azul,
Chintila, por tus venas?
 
Reinados posteriores mencionan
rebeliones durante tu reinado,
aún así, tú también
conseguiste lo que muchos reyes
de tu tiempo nunca consiguieron:
morir de muerte natural,
sucediéndote tu hijo,
al que habías nombrado sucesor.
 
Algo emana de tí, Chintila,
de tu estatua en movimiento,
conseguiste lo que aún hoy
es precioso conseguir,
morir en tu castillo,
rodeado de los tuyos,
en paz.
 

Thursday, July 10, 2014

LEOVIGILDO, 586

 

Hijo de Liuverico, y conde,
conseguiste el trono
tras la muerte de tu hermano;
te casaste dos veces,
primero con Teodosia, 
luego con Gosvinta.
 
Tus campañas recorrieron toda Hispania,
consecuencias, entre otras,
el reino de Toledo.
Luchaste contra vascones,
quienes saqueaban en zonas montañosas,
entre el Ebro y Pirineos.
 
Con la intención
de controlar Vasconia,
fundaste Victoriacum.
 
Líos de conquistas, pérdidas,
batallas, dominación,
campañas, rebelión
- incluso una de tu propio hijo Hermenegildo -
llenaron tu belicosa vida, Leovigildo.
 
Nadie lo diría al mirar
tu hermoso rostro de piedra blanca,
mas bién diríase tu reinado pacífico,
reflejado aquí en tu plácida expresión;
mas no fué así, Leovigildo 
de los catorce años que reinaste,
solo uno viviste en paz.
 
Emitiste moneda con leyenda:
Leovigildus Rex Saldania Justus;
combatiste vascones ,suevos, francos,
hasta el final.
Leovigildo, te miro ahora,
y admiro en tu bello rostro
el alma de aquel que te esculpió,
alma de esa paz que desconociste,
 esa paz que quizá anhelaste,
esa paz que no por casualidad
emana de tu bella cara
en esta inolvidable plaza.