Wednesday, August 27, 2014

ALONSO I 757

 
 
Alonso I
 
 
Yerno de Don Pelayo,
casásteis con su hija Ermesinda,
vos y vuestro padre, duque de Cantabria,
de sangre y estirpe visigoda.
 
Rey de los astures,
intensificásteis la Reconquista,
provocando la huída hacia el sur
de los árabes asentados en Galicia.
 
Liderásteis campañas devastadoras,
tomásteis innumerables ciudades,
castillos, villas, aldeas,
salvando a cristianos por doquier.
 
Creásteis el desierto del Duero
entre rio y cordillera,
frenando así  el avance musulmán;
desierto mas adelante poblado
por gente de los Campos Góticos.
Dejásteis también vos esta vida
por muerte natural,
sepultado fuísteis en una pequeña cueva
en monasterio hoy de Covadonga,
'sepultura en partes labrada,
lucillo de piedra lisa,
cubierta llana y no tumbada',
según el cronista Ambrosio,
en cuya cueva fue sepultada,
junto a tí, tu reina Ermesinda.
 
Eso en cuanto a historia,
Alonso mío, nuestro,
lo que me dice aquí vuestra estatua,
en esta tarde calurosa,
paza verde de Madrid,
es que fuísteis bello, hermoso,
además de bélico reconquistador
empedernido de una tierra,
que tanto vos como tantos otros,
asimismo invadísteis, 
 llegando a declararla,
desde lo mas profundo de vuestro ser,
tierra vuestra,
tierra de vuestro querer.

Por eso somos hijos vuestros, Alonso,
como lo somos de tantos otros,
por eso corre vuestra sangre,
como corren tantas otras,
por nuestras tan ocupadas venas.
 
 

 

Wednesday, August 13, 2014

GUNDEMARO 612

 

Gundemaro
 
De tí se dice que durante tu reino,
trataste amablemente
a perseguidos y exiliados,
sucediendo a Witerico,
el más malvado de ladrones.
 
Seguiste,
al igual que tus antepasados,
formando expediciones
contra los vascones,
a los que sometiste,
a lo largo de los valles del Duero y Ebro;
 ya desde entonces,
el territorio vascón
era foco de tensiones,
a pesar de la fundación
de Vitoria por Leovigildo,
el deditio de Suintila,
mas adelante, Wamba
tuvo que enfrentarse contra ellos,
rebeldes, duros, insistentes.
 
Gundemaro, amigo del catolicismo,
celebraste sínodo en Cartago,
costa africana,
entonces sede primada;
amistoso fuiste con Clotario, Teodeberto,
ayudándoles incluso
con grandes sumas de dinero,
fuiste hostil a Brunegilda,
poco sé de tí, Gundemaro,
solo estas anécdotas,
que no me dicen mucho
acerca de tu persona.

Sé que que gozaste de muerte natural,
que al morir, grandes rebeliones,
golpes de estado, te sucedieron.
 
Aquí me tienes, Gundemaro,
delante de tí, desconocido,
ni siquiera te recuerdo
en mis libros de colegio.
 
¿Qué me dice tu rostro de piedra, visigodo?
testigo de historias fracasadas,
rebeliones inauditas,
victorias focosas,
superviviente de derrotas.

¿Que me dice tu figura en pie
a través del tiempo?
rodeada de arbustos, césped frondoso,
recortado en este parque conocido,
rodeada de reyes, reinas,
aliados, enemigos,
recordando, esperando
a ver qué sucederá de nuevo
en esta tu tierra,
tu capa revoloteando
en el viento inerte
de piedra fresca
en esta ardiente mañana de agosto.
 
 

 

Saturday, August 2, 2014

DON PELAYO 737

 

Primer rey, dicen,
nacido en Cangas de Onís,
descendientes,
decimos, suyos,
aunque de Aragón seamos,
y vos, de Asturias venir.
 
Documentos atestiguan
tu territorio en el norte,
allí frenaste con tu empeño,
el imperio musulmán.

Empezaste la Reconquista,
ni mas ni menos,
Don Pelayo
legendario visigodo.

Cuentan que un tal Witiza
quiso asesinar a tu padre,
por lo que te fuiste
como peregrino a Jersusalén.
 
Regresaste pues
 al morir el conspirador,
fuiste conde de espatarios,
luchando con tu singular ahinco
en la batalla de Guadalete.
 
Tras la cual
te refugiaste en Toledo,
luchando luego contra Muza,
quien amenazaba invadir tu norte.

Capitulaste,
te rebelaste, fracasaste,
te detuvieron,
enviaronte a Córdoba,
de donde conseguiste escapar,
con tu característica determinación,,
audacia.
 
Regresaste a Asturias,
de nuevo te sublevaste,
 te refugiaste en tu domino,
el monte,
empezando allí la resistencia.
 
Palabra tan llena
de romance, inspiración,
simpatía, admiración,
 la tuya, de las primeras
de tantas resistencias.

Pequeño rey valiente
de la montaña,
en Covadonga
lograste vencer a Al Qama.
 
Tanta batalla, tanto valor,
renombre,
tanta leyenda,
insistencia,
tanto tanto tanto,
tanto decir
que de tí venimos,
que hasta casi me lo creo,
Pelayo mío,
Pelayo nuestro.

Descendientes,
quizá tuyos,
parientes,
tan deseosos
de reyes venir.